El hundimiento

Mientras los grandes centros comerciales anuncian descuentos nunca antes vistos en España para las rebajas y la gente se agolpa para dejarse el poco dinero que aún tienen ahorrado, mientras que se confirma que el motor de este país está totalmente gripado al confirmarse que la venta de pisos sigue cayendo en picado, mientras sectores como el del automóvil cierran plantas de fabricación a pares, acabamos conocer que hemos superado holgadamente la cifra de tres millones de parados. España es un barco que hace aguas por todas partes, cuyo capitán, el Gobierno, no sabe por dónde le sopla en viento y a los sindicatos parece no importarles la situación. El Gobierno prefiere estar entretenido con el «juguete» de la financiación autonómica, haciendo desfilar (y no vestidos de forma inadecuada como la Sra. Chacón en el día de la Pascua Militar) a todos los presidentes autonómicos por la Moncloa. Casi todos salen con cara de póker, no sabiendo cómo se las arreglará el Gobierno para cumplir sus expectativas y la del resto de vecinos autonómicos. Las cuentas no cuadran y a muchos dejarán descontentos, sobre todo si se escuchan palabras desde el Gobierno catalán, requiriendo que se imponga un tope máximo a aquellas comunidades más pobres para poder obtener así más recursos. El colmo de la insolidaridad. Este barco hace aguas.

Y hablando de barcos. Abogacía del Estado ahora informa que la decisión de alejar el Prestige de las costas gallegas fue un acierto. ¿Dónde están aquellas «plataformas cívicas» como Nunca Mais para pedir disculpas? Y la cosa no va sólo por mar. Por aire tenemos un caos en Barajas insostenible. Otra muesca para el desastroso balance de la Sra. Álvarez.

Más frentes. Endesa ya pertenece en más de un 90% a Enel, la empresa pública italiana. Desandar lo andado. Endesa vuelve a ser pública tras varios años mientras Repsol puede caer en manos de una empresa rusa, con el peligro que ello conlleva. O si no que se lo digan a media Europa, que en plena ola de frío, no tiene con qué calentarse tras el corte del suministro de gas procedente de este país. ¿Queremos dejar otra empresa española en manos ajenas? A este paso el mapa energético español quedará desmembrado, siendo los consumidores los que paguemos los platos rotos de un Gobierno centrado en hacer gestos para la galería y orgulloso del modelo socialista cubano, cuyo régimen dictatorial cumple ya 50 años. Todos con el agua al cuello, Sr. Rodríguez.

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