El sindicato de la ceja

enero 12, 2009

Manifestación de apoyo al pueblo palestino ayer domingo por Madrid y por muchas más ciudades del mundo. Hasta aquí bien, si no fuese porque seis años después del «No a la guerra», capitaneado por los actores españoles y por los sindicatos, se repite la misma estampa del favor político. Es deplorable lo que está pasando en la franja de Gaza, pero también lo es la doble moral que se está mostrando por parte de lo que ya se viene conociendo como ‘El sindicato de la ceja’, formado por gran parte de los actores, sindicalistas, políticos de la izquierda comunista, la SGAE y en definitiva, todos los grupos que se ven beneficiados del pago político que el Gobierno tiene que realizar por el apoyo a cada campaña electoral que realiza.

Cuando el pueblo español lo pasa mal, cuando la tasa de paro se dispara o cuando la población paga la incompetencia de muchos de los ministros y organismos oficiales (la Sra. Álvarez en cabeza de todos ellos) esta gente se queda en su casita, mirando para otra parte e intentando apaciguar los ánimos de aquellos que critican la ineficacia del Gobierno del Sr. Rodríguez. Especialmente sangrante en este apartado es el papel de los sindicatos, que merece una mención especial. Ellos son los que debieran poner la voz crítica cuando en España se destruye empleo a un ritmo récord. No en vano, la semana pasada conocimos que la cifra oficial de desempleados es de tres millones y pico de parados, siendo el 2008 el año en que, desde 1933, no se había destruido tanto empleo en un país de Europa. Cuando más se necesita que los sindicatos velen por los intereses de los trabajadores más se observa cómo miran para otra parte y se vuelven alérgicos a la calle. Eso sí, la alergia se les pasa cuando hay que apoyar causas del Gobierno o causas ajenas, por muy justificadas que sean. ¿Y qué pasa con España?

En Gaza se están cometiendo una masacre y es algo condenable, pero también hay que condenar cómo Hamas lanza, desde hace meses, más de cien cohetes diarios a ciudades israelíes. ¿Por qué uno de estos dos hechos es condenable y por qué el otro no? Ambos los son.

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El hundimiento

enero 8, 2009

Mientras los grandes centros comerciales anuncian descuentos nunca antes vistos en España para las rebajas y la gente se agolpa para dejarse el poco dinero que aún tienen ahorrado, mientras que se confirma que el motor de este país está totalmente gripado al confirmarse que la venta de pisos sigue cayendo en picado, mientras sectores como el del automóvil cierran plantas de fabricación a pares, acabamos conocer que hemos superado holgadamente la cifra de tres millones de parados. España es un barco que hace aguas por todas partes, cuyo capitán, el Gobierno, no sabe por dónde le sopla en viento y a los sindicatos parece no importarles la situación. El Gobierno prefiere estar entretenido con el «juguete» de la financiación autonómica, haciendo desfilar (y no vestidos de forma inadecuada como la Sra. Chacón en el día de la Pascua Militar) a todos los presidentes autonómicos por la Moncloa. Casi todos salen con cara de póker, no sabiendo cómo se las arreglará el Gobierno para cumplir sus expectativas y la del resto de vecinos autonómicos. Las cuentas no cuadran y a muchos dejarán descontentos, sobre todo si se escuchan palabras desde el Gobierno catalán, requiriendo que se imponga un tope máximo a aquellas comunidades más pobres para poder obtener así más recursos. El colmo de la insolidaridad. Este barco hace aguas.

Y hablando de barcos. Abogacía del Estado ahora informa que la decisión de alejar el Prestige de las costas gallegas fue un acierto. ¿Dónde están aquellas «plataformas cívicas» como Nunca Mais para pedir disculpas? Y la cosa no va sólo por mar. Por aire tenemos un caos en Barajas insostenible. Otra muesca para el desastroso balance de la Sra. Álvarez.

Más frentes. Endesa ya pertenece en más de un 90% a Enel, la empresa pública italiana. Desandar lo andado. Endesa vuelve a ser pública tras varios años mientras Repsol puede caer en manos de una empresa rusa, con el peligro que ello conlleva. O si no que se lo digan a media Europa, que en plena ola de frío, no tiene con qué calentarse tras el corte del suministro de gas procedente de este país. ¿Queremos dejar otra empresa española en manos ajenas? A este paso el mapa energético español quedará desmembrado, siendo los consumidores los que paguemos los platos rotos de un Gobierno centrado en hacer gestos para la galería y orgulloso del modelo socialista cubano, cuyo régimen dictatorial cumple ya 50 años. Todos con el agua al cuello, Sr. Rodríguez.


Casi tres millones de parados… y subiendo

diciembre 2, 2008

Semana de malas noticias. Además de descubrir, de nuevo, que hay gente en el partido socialista que desea el mal ajeno (véase al Sr. Blanco con Esperanza Aguirre) hemos conocido hoy la cifra de paro registrado durante el mes de noviembre. Más de 5.700 personas se han quedado sin trabajo al día durante dicho mes, dejando la cifra total de parados en España en casi tres millones.

Huelga decir que esos casi tres millones de personas desempleadas suponen un número similar de dramas familiares. El hecho de que sólo uno de los miembros de esas familias se quede sin trabajo supone un descuadre absoluto de las cuentas domésticas, haciendo imposible afrontar el pago de la hipoteca o de los gastos mínimos en alimentación o textil. Ayer mismo estuve viendo un reportaje en la televisión en el que mostraba a un numeroso grupo de personas que se agolpa en la zona de residuos de grandes superficies para poder conseguir alimentos caducos. Asimismo, el número de personas que buscan ayuda a través de ONGs también va en aumento.

¿Qué está haciendo el Gobierno por paliar este drama? ¿Qué medidas reales y útiles está promoviendo para mitigar la deseperación de esta gente que se suma a la larga lista de desempleados? ¿Por qué estamos pagando todos los españoles la ineptitud de un Gobierno que hasta hace bien poco negaba la crisis en la que nos hayamos inmersos? Ahora, por fin, aceptan que hay una crisis galopante, pero no hay más que tímidas contramedidas que poco sirven a los que padecen la misma. Y en lo que he tardado en escribir este artículo unas 600 personas han descubierto horrorizadas que pasan a sumarse a los casi tres millones de parados. Sr. Rodríguez, ¡reaccione!